17 septiembre 2011

Hoy también


Hoy te extraño Bruno. Hoy también. Pasaron dos meses pero nada cambió. Con bronca y angustia recuerdo aquél fatídico día en que te fuiste en tu bicicleta a un lugar mejor. Era martes y el cielo estaba a tono con las novedades. Las nubes oscuras, tristes y pronunciadas tenían la difícil misión de avisar que algo no estaba bien. Nunca habría imaginado que aquella mala noticia te tenía como protagonista. A vos, a mí y a todos los que te queremos; no volvimos a ser los mismos desde entonces. El fin de semana llegó y la realidad quería acercarse, temerosa, a mi mente. Lo increíble era real, un banco libre lo demostraba sin titubear la primera clase. La silla en la que solías sentarte estaba tan vacía como mi alma. Como el alma que animaste con chistes de última categoría alguna tarde, acompañados con tus mates amargos, pero dulces. Tu mirada brillante teñía de color las charlas poco convencionales que solíamos tener sentados sobre las mesas. Esas mesas que hoy también reclaman tu presencia. Recuerdo esa voz, serena pero segura, capaz de ganar cuerpo para defender a La Huerta, tu mayor logro, tu aporte para lograr un mundo mejor. Ese era tu objetivo, entre todos podíamos lograrlo. Hoy me falta, hoy también, una carcajada justa, un silencio oportuno, una clase apurada de cómo hacer una pulsera para el verano, que aunque estaba lejos, creías, se acercaba presuroso. Hoy me faltan tus ocurrencias, tus miradas pícaras, tus comentarios inteligentes, esos rulos despeinados dignos de un perfil aparte. Me falta tu tranquilidad, la de las personas francas, tu soltura, tu imaginación, tu manera de creer que todo era posible. Me falta tu opinión, fundamentada y elocuente para saber qué sucede. A veces no basta con saber que vas a estar conmigo, en mis recuerdos, para siempre. 




Por todo esto, hoy también te extraño.

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